Fragmento Fiodor Dostoievski. La consciencia como enfermedad.

 Un día que quedé en el Retiro con alguien, y que perdió el tren, e hice tiempo, fui a la cuesta Moyano a ver libros, pues varios años atrás me encontré con una joyita por sólo un euro que era (es) un libro de dibujo y anatomía de George Bridgman. Pequeñito, pero una gran ventana al estilo, al trazo y a la comprensión del volumen y estructura de la figura humana.

El caso es que tenia unos cuatro o seis euros y me puse a buscar joyitas, como el que busca conchas curiosas en la playa y me decidí, y por 2 euritos sólo (el resto era para cerveza) por un libro de Dostoievski: Memorias del subsuelo, del cual no tenia referencias, solamente unas pocas y lejanas sobre el autor.

A continuación, escojo algunas frases del capitulo II que leí, y hoy he vuelto a releer:

"Ahora voy a contarles, señores (quieran ustedes o no), por qué ni siquiera he conseguido llegar a ser un insecto*. Lo declaro ante ustedes solemnemente: muchas veces he intentado convertirme en un insecto, pero no se me ha juzgado digno de ello. Una conciencia demasiado clarividente es (se lo aseguro a ustedes) una enfermedad, una verdadera enfermedad. Una conciencia ordinaria nos bastaría y sobraría para nuestra vida común; sí, una conciencia ordinaria, es decir, una porción igual a la mitad, a la cuarta parte de la conciencia que posee el hombre cultivado de nuestro siglo XIX y que, para desgracia suya, reside en Petersburgo, la más abstracta, la más «premeditada» de las ciudades existentes en la Tierra (pues hay ciudades «premeditadas» y ciudades que no lo son). Se tendría, por ejemplo, más que de sobra con esa cantidad de con- ciencia que poseen los hombres llamados sinceros, espontáneos y también hombres de acción. Ustedes se imaginan (apostaría cualquier cosa) que escribo todo esto por darme importancia, por burlarme de los hombres de acción, por darme tono a la manera del fatuo que arrastraba el sable y del que les he hablado hace un momento, pero eso sería de muy mal gusto. Pues ¿quién puede pensar, señores, en vanagloriarse de sus enfermedades y utilizarlas como pretexto para darse tono? Pero ¿qué digo? Todo el mundo obra así. Precisamente de sus enfermedades extraen la gloria. Y eso hago yo, probablemente aún más que nadie... En fin, no hablemos más del asunto: mi objeción es estúpida. Sin embargo (estoy firmemente convencido de ello), la conciencia, toda conciencia es una enfermedad. Lo mantengo. Pero dejemos esto por ahora"

*Nota: en el libro que compré en vez de la palabra "insecto", está traducido por "pigmeo".(Barral editores S.A. 1978, traducción del ruso por Rafel Cansinos Assen). Lo que aquí aparece es un copia y pega de: http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Fedor%20Dostoiewski/Memorias%20del%20subsuelo.pdf



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